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con la medida justa el corte es perfecto,
Rosa Olea. ¿A cuánto el género?
exposición en el exterior
del Mercado de Abastos de Cádiz |
Para
situarnos:
Marilo
Montero, presentadora del programa tv “Saber Vivir”, afirmo que oler limones
previene el Cáncer.
En la
publicación El País, en su editorial sobre Salud, el bioquímico Mulet, autor
del libro “la medicina sin engaños” publica un artículo con el título: “la
medicina no tiene alternativa”.
Y
viene a decir que, “el perfil de los pacientes que recurren a la pseudomedicina
no tiene que ver con aspectos económicos o culturales, sino con la capacidad de
sugestión en personas psicológicamente vulnerables que buscan referentes
motivados por factores diversos: por contraposición a la industria médica y
farmacéutica, por la necesidad de encontrar una trato humano y afecto en la
consulta, por el consejo del boca a boca, por las tendencias y/o modas de los
famosos o, por desesperación”.
Aunque,
quizás, no iba por aquí el artículo, yo me pregunto, cuando menos: “¿si te
sientes defraudada, abandonada, engañada o desahuciada por la medicina
convencional y la industria farmacéutica no es licito buscar la salud por otros
canales? ¿si no te tratan como persona no es normal que se busque la humanidad
en otras puertas? ¿si estas desesperadas, qué haces, te quedas en casa y
esperas tu final?
¿Sobre
qué estamos hablando?
“La gran empresa de la inteligencia creadora
es perseguir el dolor hasta su madriguera” Javier Gomá, en “Necesario pero
Imposible” de la Tetralogía de la Ejemplaridad. Yo le parafraseo y digo: “la gran empresa de la medicina es
perseguir el dolor hasta su madriguera”.
Y pienso que, la llamada
“medicina convencional” ha convertido al ser humano en un conglomerado de
órganos y cada uno de los cuales tiene su especialista. Empero de la persona
enferma no se ocupa nadie. Una medicina convencional con conocimientos
científicos y tratamientos para el dolor que rayan la eficacia total. Sin
embargo, no llega a paliar algunos dolores y síntomas, al menos sin tratar con
alta toxicidad, específicos y singulares provocados por las enfermedades
agrupadas en el término “cáncer”. El dolor
que produce el cáncer es holístico. Es un dolor que abarcaba el cuerpo, el
mundo emocional y el universo mental. Decía Tagore que “El que se ocupa
demasiado en hacer el bien, nunca encuentra tiempo para ser bueno”. Así es la
medicina convencional una inteligencia completamente lógica, como un cuchillo
sin mango que puede herir a quien lo toca.
Pese a
todo los avances y nuevos enfoques, todavía impera un modelo de cuidar y curar
desde la carencia y no desde las capacidades de la persona.
Al “no
existir” trabajos de investigación basados en la evidencia científica que
justifiquen tratamientos complementarios, el uso de los mismos queda sujeto a
la libre elección del oncólogo y por tanto sujeto a diferentes interpretaciones
de los valores y capacidades de la persona paciente y en función de las
capacidades y conocimientos del profesional al respecto de tratar con o sin “complementos”.
Según
los 4 Principios del a Bioética:
Maleficencia, No Maleficencia, Autonomía y Justicia.
El
oncólogo a de potenciar la AUTONOMIA del paciente favoreciendo la toma de
decisiones emancipada y, a su vez, fundamentar el Principio de BENEFICENCIA
desde su papel de profesional como asesor y acompañante en todo el proceso de
la enfermedad. Atendiendo las necesidades que requiere cubrir la persona desde
la profundización en la Ética de Máximos y de la moral individual.
¿Hacia
dónde podemos mirar?
Aquí, en el espacio vacío
entre lo científico y la persona humana, es donde otras maneras de practicar la
medicina tienen su cabida, las llamadas “medicinas
complementarias”. Reiki, acupuntura, homeopatía, shiatsu, yoga, relajación
y meditación, herboristería, aromaterapia, etc, etc… Cumplen una labor esencial en el
control de síntomas y paliar efectos secundarios de la medicina convencional en
procesos oncológicos.
Existe evidencia suficiente
que avalan los beneficios de conjugar medicina convencional con otras
medicinas. NCI tiene
resúmenes de PDQ
que se basan en la evidencia para las terapias integrales, alternativas y complementarias.
También
podemos atender que, según la Doctora Eugenia Chan, en su estudio sobre “la
calidad de la eficacia de investigación en MCA” dice: “que en un estudio
realizado en EEUU en 1993 un tercio de la población utilizaba alguna de las
formas de medicina no convencional. Ella repite ese estudio y la prevalencia
alcanza un 62% de la población. Y, quedando claro que los usuarios no son
especialmente contrarios a la atención convencional, pero tienen un enfoque más
holístico de la salud o simplemente optan por múltiples opciones de tratamiento”.
Afirma, “la MCA se ha convertido en Complementario, Integral e Integrador”.
Otros
estudios en esta línea como el de Edzar Ernest, médico alemán, 2003, en la
Revista Médica de Australia, repite estos mismos datos. Barnes en 2004, publica
en NCCAM que en el último año el 36% de la población que necesito tratamiento
médico acudió, también a la MCyA. Ya, en 1998, Astin en un mismo estudio
reflejaba el 40%.
Qué
ofrece la MCyA:
·
Más participación activa de las personas
pacientes.
·
Métodos para el manejo del dolor
·
Remedios a preocupaciones especificas
·
Servicios sanitarios preventivos
·
Cuidados paliativos
·
Reducción de estrés en todo el proceso
·
Etc, etc.
Extraído
de argumentaciones ofrecidas por Michalsen en 2003 o Berga en 2003 avaladas por
370.000 artículos publicados en revistas médico-cientificas entre principios de
los 90 y 2002.
El
Instituto Nacional del Cáncer de EEUU provee de una base de datos médicos PDQ
que define como “fuente de información fiable y exacta”, para la consulta tanto
de pacientes como de profesionales de información basada en la “evidencia”
sobre las terapias MCyA.
Lista:
·
Acupuntura
·
Aromaterapia y aceites esenciales
·
Nutrición y complementos alimenticios, cáncer
de próstata
·
Cannabis y canabinoides
·
Coenzima Q10
·
Vitamina C
·
Extractos de muérdago
·
Etc, etc.
La llamada “medicina
integrativa” que agrupa todos estos recursos médicos en favor de la salud de la
persona a tratar, poniendo a esta en el centro como un ente holístico, una
persona con múltiples aspectos a cuidar y no solo un órgano afectado de cáncer
(cáncer de mama, cáncer de colon, etc.) No todas las personas reaccionan de la
misma manera ni desarrollan de la misma manera la enfermedad y esto depende de
infinitas variables como la situación personal, la capacidad de resiliencia, el
código postal, la mayor o menor tolerancia del dolor o de la absorción de
tratamientos, los conocimientos previos de la enfermedad, la cultura o las
creencias, etc., etc., etc. Por ello, según casos y personas enfermas,
concretando, se pueden elaborar planes de actuación para tratar el
desequilibrio de salud que sufra la persona paciente, acudiendo a los recursos fiables
existentes. Una máxima que la profesión de oncología, y la comunidad médica en
general, no puede ni debe obviar en pos de la persona que solicita su ayuda
para restablecer su salud.
¿Dónde
queremos estar?
En primer lugar, despejar tres
territorios claves:
1º el Curanderismo, donde
convergen la curación por la Fe, las tradiciones ancestrales y las culturas
tribales.
2º la Avaricia Humana, el
negocio en tres marcos: el de las personas, el de las marcas y el de las
farmacéuticas.
3º la Estupidez Humana.
Expuesto
esto, queremos estar en la Medicina Integrativa. Todo un método de atención que
incluye la mente, el cuerpo y el espíritu de la persona paciente. Combinando la
medicina convencional con prácticas de medicina complementaria y alternativa.
Incluir
en el diseño y cartera de servicios del Sistema de Salud la dimensión de la
atención integral es una exigencia cada vez más ineludible y nosotras mismas no
podemos obviarlo.
Referencias y enlaces:
¡Y ojo! “lo natural no
significa que no haga daño”.