miércoles, 14 de noviembre de 2012

Aquí y ahora...

Forges
    
   Ahora, en los tiempos que corren, lo que provoca es escribir sobre la injusta ley de desahucios que esta dejando a miles de personas sin casa, al borde de la exclusión cuando no inmersas en ella, fruto de la avaricia de los bancos (los banqueros, con nombres y apellidos). O, sobre la decadencia de la política y de una clase política que tiene  manchada sus manos por incontables casos de corrupción. O, sobre los ODM que, a tres años vista, están lejos de cumplirse en todos sus puntos: el hambre, la escolarización, la igualdad de género, la mortalidad infantil, la salud materna, el VIH/SIDA, el medio ambiente y la asociación mundial. O, sobre la "prima de riesgo" y su efecto en la economía maltrecha de aquellos países a los que obscenamente califica. Apoyada por el silencio cómplice de los gobiernos de éstos que optan por colaborar con políticas económicas nefastas plagadas de recortes que están mermando el estado del bienestar y obviando medidas de crecimiento que si harían bajar la dichosa prima, fortaleciendo la economía.



     No obstante, ahora que nos hiela el frío del invierno venidero. Hoy 14 de noviembre, aún en tiempo de otoño y en huelga general convocada a nivel europeo en contra de las políticas antes referidas. Ahora que sacamos, presurosos, del fondo del  armario los abrigos, los guantes y bufandas, es ahora, y más que nunca, que añoramos el calor del verano. 


     Para unas -las personas más frioleras- no les pilla (la bajada de temperatura) desprovistos. Ya hace tiempo, allá por mediados de septiembre, que mutaron, éstos, de la sandalia, los short, las bermudas y la manga corta hacia las mangas largas y las prendas de abrigo ajenas al cotilleo de otras que estupefactas decían: “mira esa o aquel ¡que exagerados!”. Otras, las de sangre más caliente y las de pecho descubierto, al uso del legionario, se resistían al final del tiempo estival. Y son, a éstas, a las que les pilló el gélido otoño. 

Así que dejando la política, la economía, la injusticia y la iniquidad, hoy, desde aquí y ahora, quiero exclamar aquello de ¡¡que frío coño!!.

 

  

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