sábado, 8 de diciembre de 2012

Arrejuntando Palabras




Me matricule al Club de las letras en la UCA. 

Sobre el primer encuentro, hace ya un par de viernes, quiero contar que en un principio estaba entusiasmado y atento, además de expectante. Llevo tiempo esperando entrar en un grupo de escritura para adquirir nociones de cómo exteriorizarme a través de la pluma  o, mejor dicho, con el teclado que es el medio de escritura que utilizo para publicar en mi blog: “Disculpen las molestias, estoy creciendo”. Sin embargo, conforme se fue desarrollando el mismo, un cumulo de sentimientos, pensamientos y sensaciones fueron alternándose. Me decía: “qué hago yo aquí entre tantas personas doctas en el arte del negro sobre blanco” ¿me he equivocado? ¿me devolverán los diez euros? No obstante, igualmente, sentía que este era mi sitio. Quería estar allí. -Una constante en mi vida, la ambivalencia-. Me sentí, en los primeros minutos, solo y aislado. No fue hasta la llegada de Paqui, compañera inseparable de las aventuras en la UCA e instigadora de que yo me atreviese a involucrarme en el club de las letras, que me relajará. Acompañado y a cubierto de mis miedos, me abrí a lo que allí estábamos congregados: la emocionante andadura a través de las letras, escritas y/o leídas.

Estábamos convocadas personas de toda la provincia, movidas, unas por su propensión a la escritura, otras por su afición a la lectura. En mi caso, por ambas razones, y me aventuro a exponer que la mayoría, también. Había personas ya conocidas y reconocidas por todos y todas y las habíamos noveles desconocidas, recién incorporadas al club. Durante el desarrollo del encuentro, fáciles de distinguir ¿quiénes unas, quiénes las otras?

Tras presentarse para las nuevas incorporaciones y saludar a viejas conocidas, el profesor, nos hizo la presentación del nuevo curso. Un nuevo curso, nos dice, con cambios necesarios para adaptar el club a los tiempos presentes, más tecnológicos -ésto me genero una lógica satisfacción, conocida mi inclinación e intereses por éstas-. Nos cautivo, al menos yo me sentía así, con su exposición sobre el interior del escritor y cómo éste transmite, en sus escritos, su mundología.  En un momento de las explicaciones, una frase me impacto: “las cosas que merecen ser hechas merecen ser mal hechas”. Esta frase me dio alas para afirmarme, de que puedo ser uno más en el club, sin desmerecer. 

Hubo una segunda parte, que daba fin al encuentro, donde se presentaron textos publicados en las dos últimas revistas Speculum y que fueron leídos, a viva voz, por sus autores/as. Momentos únicos, que viví, de amor por las palabras compartidas.

Ya pronto, vendrá el segundo encuentro. Un encuentro donde exponer y compartir lo que os describo y otros textos (tareas planteadas). Momentos que quiero vibrar y espero poder narrar.


miércoles, 28 de noviembre de 2012

orar en el duelo

http://humanizar.es/index.php?id=179&tx_sfbooks_pi1[showUid]=
“Orar en el Duelo” Autoría, compartida, de Francisco Álvarez y José Carlos Bermejo.
Un libro que, en palabras de sus autores, es más que un libro de oraciones. Es también poema y testimonio, pensamientos y sorbos de sabiduría…
Un libro que brota del corazón de sus autores, un corazón creyente. Fruto de la escucha compasiva y el acompañamiento humano. Que quiere ser un apoyo para aquellas personas, caminantes erráticos por el camino incierto del duelo, que buscan una ruta que les lleve a la esperanza. 

      Cada cual, según su experiencia personal, responderá de una u otra manera ante las pérdidas. En mi opinión, no estamos educados ni tenemos cultura de  afrontamiento ante la pérdida, sobre todo la pérdida de un ser querido. Anotar aquí que “no habrá duelo si con la persona u objeto de la pérdida no había un vinculo afectivo.” “El duelo es consecuencia del amor.” En nuestras sociedades occidentales, de una manera deliberada, se ha ido apartando hacía los márgenes la concepción de pérdida –muerte- y por ende, obviando su aceptación como parte indivisible de la vida.

       Hay duelos patológicos, duelos complicados como el de una madre que pierde a su hijo –antinatural-. Duelos prohibidos, como el de dos amantes infieles a sus respectivas parejas, que se viven en silencio. O, el llamado duelo migratorio que  pone nombre al dolor que conllevan las infinitas pérdidas que sufren las personas que migran. Que, al igual que los Enebros de las dunas que conforman una amplia extensión del litoral Cadiz-Huelva, tienen sus raíces  más expuestas al viento. Un duelo, éste, que se vive en los locutorios, mundo de secretos, donde coinciden la hora local y la  emocional.

      El duelo es un proceso de reconstrucción humana. Con dimensiones personales y familiares, psico-sociales, físicas y espirituales. Donde se dan la originalidad y la soledad, la racionalidad plural, la búsqueda de sentido. De donde surgen interrogantes y últimas preguntas, amor y comprensión. El duelo no es un estado, es un proceso de afrontamiento ante la pérdida. Ante el duelo nos situaremos desde una perspectiva integral. Ante la pérdida, cualquier pérdida: un reloj, un puesto de trabajo, un diagnostico de enfermedad, un divorcio o la muerte del ser querido, todos y todas necesitamos ayuda en mayor o menor medida. ¿Quién no ha necesitado contarle a un amigo/a el extravío de una partencia a la que me unía un afecto especial? no necesariamente el proceso de duelo lo puede gestionar un profesional. Todas las personas hemos acompañado en algún momento un proceso de duelo. 

      Para finalizar, unas palabras del novel de literatura, Francois Mauriac, que nos pueden orientar en el duelo: “No es la muerte la que nos roba a los seres amados. Al contrario, ella nos los guarda y los inmortaliza en su adorable juventud -en el recuerdo-. La muerte es la sal de nuestro amor. Es la vida lo que disuelve el amor.”

miércoles, 21 de noviembre de 2012

grosero y soez




¿Grosero y Soez? Sí, así se podría tildar al comentario que acompaña el vídeo que visualice está mañana y corre por Facebook estos días. El vídeo trata sobre unos monolitos (a mi modo de ver, símbolos de decadencia) construidos en Cádiz dentro del presupuesto de conmemoración del Bicentenario de la Pepa y recién inaugurados, aprovechando la, tan cacareada, Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado.  En el vídeo se cuestiona, por parte de un ciudadano cabreado, grabando teléfono en mano, el gasto de las administraciones públicas en obras y eventos cómo estos, en menoscabo del gasto social. Máxime, en una ciudad y una ciudadanía castigada por la lacra del desempleo desde hace décadas. Del que él y su familia son víctimas inocentes.

¡Pues no! para mí son verdades como puño. ¡Nos están jodiendo y bien! Y ¿qué hacemos nosotros/as? más bien poco o mucho, según quién lo cuente: manifestaciones, 15M, stop desahucios, huelgas de hambre,  retiros espirituales, ¿suicidios? ...

Sin embargo, todo esto no cuenta para el gobierno, para los gobernantes. Esto es cosa de un puñado de delincuentes, terroristas, anti sistemas, perro flautas y no sé con cuántas más descalificaciones tacha la oligarquía y clase política en el poder (los de ahora y los de antes, cuando digo antes digo desde siempre -La llegada de los sistemas democráticos no cambiaron nada-) a una ciudadanía, cada vez en mayor número y, cada día más indignada.

Esto me lleva a divagar hacía otro tema candente “los medios de comunicación y su papel en el adoctrinamiento y aborregamiento de las sociedades”. Específicamente de las sociedades del llamado “primer mundo”. 

Estamos viviendo tiempos gloriosos para aquellos que, ya desde tiempos romanos -precursores de una herramienta que sigue dando sus frutos- utilizan los medios gráficos y audiovisuales para repartir entre la masa “pan y circo”.
 
Algunos/as estamos viviendo, atónitos, a cómo se ha acabado con la libertad de expresión, a nivel informativo, coaccionando a los medios y las personas que trabajan en ellos o simplemente quitando de en medio la mosca cojonera** para tristemente bombardear con temas, maquiavélicamente creados a la carta de intereses oscuros, al acervo humano. Un conjunto de la humanidad que devora voraz todo lo que le echen. Concretamente, me refiero, al que convive en los pueblos, aldeas y ciudades de todo el globo terráqueo. Porque no se acota en ningún punto señalado del mapa, sino que se instala en cualquier lugar habitado por personas potencialmente consumidores, ya sea de productos como de pensamientos. Jugando con las palabras, se trata de esto mismo: “que se consuman productos y no se piense”.

No obstante, y en definitiva, estamos presenciando, afortunados y privilegiados, el fin de un sistema decrépito y caduco. Que cual animal herido de muerte, se defiende con todo lo que tiene y es sumamente peligroso. No debemos, apuntaría yo, caer en la trama del depredador y servirle de voceros/as. Quiero decir, no repetir lo que nos cuentan, lo que nos venden como verdad o realidad. Porque esto sólo lleva a alimentar a la fiera dándole fuerza para subsistir. 

Bien es cierto, que estamos, actualmente, en una travesía a través del desierto que nos llevará ante un escenario nuevo del que no sabemos nada, sólo lo intuimos.

Quiero acabar está entrada con optimismo y esperanza, euforia y alborozo tomando palabras que le leí a mi amigo Fernando de la Riba y que a su vez, cuenta él, acuñaron en uno de sus encuentros: "estamos disueñando el futuro". Que viene a decirnos, en mi entender poéticamente: “Lo estamos construyendo”

**Me resulta muy descriptivo, de esto que estoy tratando, la pregunta capciosa que le formulo el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, a la periodista que lo entrevistaba en >los desayunos de la primera<: "¿dónde está Anita?" en referencia a la perdida de independencia de los medios informativos y de sus profesionales, españoles y europeos.