martes, 29 de mayo de 2012

la escalera


Mientras nos afanamos en subir la escalera de la vida a zancadas, la vida, siempre, va por delante añadiendo escalones.
Decía Lennon: ”La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”.

Planificar un camino de vida tiene más que ver con aceptar la vida como es, en vez de forzarla a nuestro antojo. Esto no quiere decir que no nos esforcemos en crecer y hacer de nuestra vida un bocado más dulce. Ya que alcanzar, cada día, una nueva guinda de felicidad es deber moral del ser humano. Planificar y construir, seguir planificando y seguir construyendo, así hasta el infinito. Pensar, sentir y hacer, es la máxima, obligatoria, en nuestra vida y que la muerte nos pille cincelando.

Subir a zancadas como nadar contra corriente nunca fue una gran idea, nos lo dijeron y dicen los filósofos, las eminencias científicas, la comunidad educativa, padres y madres y nuestro sentido común.

¿Por qué entonces, tanto empeño, el del ser humano, por llegar al final de la escalera lo antes posible. Cuando es sabido que en el éxito de subir uno a uno los escalones es donde encontraremos la recompensa al denuedo?

El montañero, el genuino montañero, sabe que la victoria no está en culminar la cumbre sino en llegar a bajar después de pasar por lo más alto. Ya que el premio y el reconocimiento no está en la cima sino en el esfuerzo, en las cordadas abiertas. En seguir el camino. Nadie se queda arriba a admirar su ego. Al menos nadie en su sano juicio. Estar arriba por siempre supone un empeño sobre humano que nos lleva al burnout (según la Wikipedia: El síndrome de burnout es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido), al montañero a la muerte.

Recordando la letra de la canción: “caminante no hay camino, el camino se hace al andar”, me lleva a esta frase para terminar: “No hay camino de vida si no hay conciencia en estar haciendo el camino”.

miércoles, 25 de abril de 2012

¿viajante o turista?

El viajante vive la experiencia de su proyecto desde la concepción del mismo, durante el desarrollo del mismo y hasta su desenlace en primera persona. Dueño de su tiempo, de sus aventuras y, porque no, de sus desventuras. Disfrutando de conocer, compartir y asimilar cultura y culturas.

Por el contrario, el turista es un mero peón dentro de una partida de ajedrez. En la que él, a pesar de haber elegido color, no es el jugador que mueve las piezas por el tablero. Es decir, elige su destino pero son otros los que lo transportan, encaminan y exhiben por unos sitios de interés, generalmente, acondicionados para acoger a estos y limpiarles en todo lo posible su presupuesto.

!Yo, me considero un viajante!. Me encanta viajar y disfruto enormemente del camino y del vehículo, ya sea tren, avión, autobús, barco o coche -me queda tomar la mochila y hacer el camino a pie, sin embargo, por mi carácter sibarita aún no se ha dado-.

No es tanto a dónde vaya ni la duración del traslado como la experiencia de lo vivido en la travesía. Gozo en los trasbordo, de las esperas para zarpar en el barco que me lleve allende los mares o, de leer sentado en el andén antes de subir al tren que tanto me enamora (he de reconocer que soy un nostálgico cuando se habla de ferrocarriles). Me deleito en las “paradas de postas” de reponer fuerzas alimentando el cuerpo. No hay tienda de libros de una estación de Renfe que yo no haya pisado. Alguna vez me encontré con alguien conocido en un aeropuerto. Recuerdo que me pareció un milagro y pensé que la vida es sabía: por alguna razón ha surgido el encuentro. Esa persona o personas pasan a ser determinantes del momento y del viaje, por lo que los anoto en el cuaderno de bitácora. El avión es una experiencia de “altos vuelos”, algo inexplicable. Un desafío a la naturaleza que nos manifiesta paisajes inconmensurables. Los que más me atrae es la imagen de los ríos serpenteantes y las ciudades colmadas de infinitos pequeños focos de luz y calor, me imagino, todo un universo de vivencias tras cada uno. Porque entiendo por viajar vivir un sueño: primero fantaseé cómo sería para vivirlo después y sorprenderme.

Por otra parte, hay algo de lo que si me alejo: de los comerciales que intentan, en la sala de espera del aeropuerto o en el hall de la estación hacer que adquieras una tarjeta de crédito de tal o aquel banco o nos sorprenden con promociones, descuentos, regalos y sobretodo ventajas, nos dicen. ¡¡Como si yo fuera un ingenuo turista!!

Al fin, no importa si viajo por trabajo o por placer. Leí en una revista y lo tomo para mi “No existe viaje si no hay conciencia del paso del tiempo” Y, retomando la metáfora de la partida de ajedrez: para mí no es un mero juego viajar, es la vida misma.

sábado, 14 de abril de 2012

Mi experiencia de volver a estudiar


Estudiar, desde la lógica empírica, ha supuesto para mí uno de los proyectos más gratificantes de los que me he embarcado en la vida. Sí, no exagero al decir que el Juan Carlos que inició un curso en septiembre ya no es el mismo que ayer se presento a la prueba de acceso.
Independientemente del resultado académico, he ganado en autoestima, ahí es nada! He crecido como persona y eso es lo que en verdad ha provocado que estudiar sea una experiencia, y me permito calificarla, “una experiencia espiritual “.
Por qué una experiencia espiritual? Porque para mí estudiar no sólo es clavar los codos y trabajar los temas, memorizar materias, asimilar conceptos o comprender ideas, estudiar conlleva relacionarme e interactuar con otras personas (de aquí que no me presente a la UNED), Y, eso es para mí fundamental, metafísico y emocionante.
Cuando, en la madurez, después de lo vivido, te das cuenta que sentarte junto a tu compañero y compañeras te nutre de emociones que valen más que el aprobado cum laude. Que te ríes de lo superficial, que compartes miedos y dudas, que te preocupas por la falta de una de esas personas que se han sumado a tu camino en tu nueva etapa y que lo autentico y verdadero, se tiene que luchar. Esto, que es básico para encontrar un verdadero sentido a tu vida, se puede aplicar a la experiencia de estudiar.

Gracias Isabel! por tu saber y tu maestría en el transmitir. Gracias compañeros y compañeras! por los momentos compartidos y departidos. Gracias Juana! por creer en mí y perseverar para que me presentase.

martes, 6 de marzo de 2012

radiografía moral

Quiero reseñar unos conceptos de moral, los cuales me ayudan a mirar el cuadro que se nos expone de un mundo de irresponsabilidad moral de unos jóvenes, de sus padres y también de la sociedad en su conjunto. Respecto a las actitudes y aptitudes conforme al presente y su futuro.

Por una parte, y lo quiero expresar con un aforismo, está la definición que yo extraigo de Kant en su libro “la fundamentación metafísica de las costumbres”: la experiencia moral es lo que debo o no debo hacer. Que, sin comparación, estriba el valor supremo del carácter moral en hacer el bien, no por inclinación sino por deber.

Y por otra, la que yo entiendo, la del mundo de la moral, en el ámbito de la responsabilidad, desde la necesidad de darme una respuesta coherente con mis valores respecto del deber, y dársela a los demás. De aquí, me atrevo a expresar que la moral es pública.

Por último, quiero analizar, brevemente, la experiencia moral constitutiva del conjunto de los seres humanos. En primer lugar, la experiencia moral es originaría (una experiencia originaría no deriva de otra, como por ej. El parto, los colores del arcoíris, enamorarse,… o se tiene o no se tiene) tiene mucho que ver con el deber conjugado en primera persona. En segundo lugar, la moral no es reductible a la religión, ni al derecho ni a la tecnocracia: quién nos pide cuenta de la moral es la responsabilidad. De ello, la persona responsable es aquella que busca la mejor manera de dar respuesta al deber. Y, ¿a quién? –a ella misma y a los otros seres humanos (la moral es pública).

Me surgen aquí dos dimensiones externas: una es la de responder ante otros/as. La otra, las consecuencias de las respuestas morales.

Porque somos sujetos morales, tenemos capacidad de proyectar fines y adelantar consecuencias. El mundo moral tiene mucho que ver con explorar (la deliberación): de ésto he de responder y de ésto he de justificarme para estar altos de moral o desmoralizados, si no atendemos éstos, con o sin sentido.

Quiero añadir, también que la moral es la toma de decisiones prudentes en situaciones de incertidumbre. Por ello, entiendo que los jóvenes (no todos), los padres (no todos) y la sociedad en su conjunto (arriesgándome a generalizar) carecen o tienen limitadas sus capacidades y atrofiada su disposición de ser prudentes, de proyectar metas y evaluar derivaciones.

Sin embargo, no pretendo hacer juicios morales ya que no entro en juicios de valor ni de hechos, éstos son descriptivos, pretendo enjuiciar el deber y la responsabilidad. Y, es en esto, para terminar, donde estriba la responsabilidad de todos y todas, del acervo de la sociedad, entrar en juego para velar por la salud moral tanto individual como colectiva.

“donde nos la jugamos, en la salud moral, es en cuidar del soporte más frágil”.

domingo, 12 de febrero de 2012

Come, Ora, Ama


Comer para nutrirte. Alimentarnos con aquello que nos llene. No hay, en la vida, alimento impuro sí al llevarlo a nuestra boca lo miramos con el ojo blando. Si aquello que tengo en el plato, no importa si es mi comanda o es la vida quien me eligió el menú, lo mastico y digiero con placer.
Me como la vida, disfrutándola. La vida es un manjar de los dioses y como tal me siento a la mesa: comensal invitado al banquete.

Reza para encontrar la armonía. Le rezo al dios que habita en mí, un dios que no es otro que yo mismo. Él se hizo dios en mí y es con él con quien he de sentirme en equilibrio porque todo se hizo en mí.
Al levantarte, medita 20 minutos después vive la vida, disfrútala: come, ríe, camina, labora,… y al atardecer, antes del descanso vuelve a meditar. Otros 20 minutos de estar en ti para retornar a la armonía.

Amar para sentir la vida como es. Amar es perder la armonía, es romper el equilibrio. Para amar hay que estar dispuesto a perder la estabilidad y que se derrumben los castillos alzados. Dispuestos a que nos rompan el corazón. El corazón que se ata y protege del dolor no ama, se ama a él mismo, sin embargo no es amor puro. La pureza en el amor tiene que ver con amar la vida y a los todos que la habitan, sin juzgar con la mirada del dolor. Amar la vida con el ojo blando.

Si te nutres, rezas y amas, es que estas vivo.

domingo, 22 de enero de 2012

palabras que nutren

Plasmar en palabras la vida. Palabras que llenamos de contenido nosotras mismas que con nuestras experiencias de vida las vamos nutriendo. En mayor o menor medida, estas palabras, luego, como nos confronta más abajo Paqui, nos servirán a modo de ingredientes para cocinar nuestro día a día, nuestro estar en la vida.
Gracias Paqui.



BALANCES Y PROYECTOS


"Hola, ¿cómo estás? ¿Has hecho ya el balance de lo que te ha aportado el año que ha terminado? ¿Has pensado en todo lo que quieres mejorar en este nuevo? Sal fuera, aléjate de la ciudad, acércate al campo, a la playa, al parque, a la naturaleza, llévate papel y lápiz y siéntate a reflexionar qué ha pasado contigo este año pasado, qué has aprendido, qué personas se han acercado a ti para darte lo que necesitabas, qué circunstancias han aparecido en tu vida que tienes que agradecer. Y también, ¿por qué no?, qué seres queridos se han alejado física y emocionalmente, temporal o definitivamente, qué dejaste de hacer que podías haber hecho. En fin, cada una tiene que hacer su propio balance y agradecer muchas cosas.

Y después de esto, coge otro folio limpio y ábrete positivamente al año que comienza, sabiendo que cada día que amanece hay más claridad, que todo está en nuestro corazón y en nuestro pensamiento. Analiza detenidamente, con actitud esperanzadora e ilusionante, qué retos quieres conseguir, qué proyectos tienes en mente para realizar, qué te propones superar, qué esperas encontrar, qué sueños guardas.

Escribe, piensa, apunta. Cuantas más ilusiones tengas, más podrás alcanzar. Sé generosa/o contigo y con los demás. Aspira a subir a una montaña alta, no te quedes en la llanura. Puede que no llegues; pero al menos, inténtalo y disfruta de cada paso que des. Como dice Paulo Coelho en "El Alquimista": "Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño". Aprovecha esa energía que está latente en tu interior para conseguirlo. 

Con mis mejores deseos, Paqui".