sábado, 24 de septiembre de 2016

viajar en tren

El tren, para las románticas en viajar, es el vehículo perfecto para perderse en el olvido del tiempo y dejarse rozar por el traqueteo que producen las vías y así descansar la loca del vivir cotidiano. El tren, una parada en el tiempo entre dos puntos: la despedida y el encuentro. 

Quiero decir, que al subirnos al tren dejamos atrás amores, trabajos, amistades, etc, etc, etc. Y al bajarnos de él, nos encontramos con otros amores, otros trabajos, otras experiencias.


Y tiene el tren una parada en el tiempo que puede o no desviarnos de nuestra agenda programada. El tren, enamora, cautiva, encandila y arrebata. Hay una experiencia, en el espacio y el movimiento del tren, que nos precipita y nos disuelve en las vidas de otras que comparten el trayecto. Nos traspapelamos y decoloramos en una nueva realidad, en un lineal movimiento que avanza y que si nos dejamos atrapar nos trasborda y condiciona para el encuentro en nuestro andén de destino. Al bajar del tren, allá donde nos dirigíamos, ya no somos las mismas que subimos desde el andén de partida. La experiencia del trayecto nos cambió.

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