Durante siglos ha corrido una
leyenda en forma de verdad histórica acerca del oráculo y el estado de la
Pitonisa. En tiempos en que la época de la Grecia clásica se veía como un
acérrimo paganismo al que había que ridiculizar, los escritores cristianos de
los siglos
III y IV,
como Orígenes
y San Juan Crisóstomo inventaron algo que a través de
los siglos tuvo siempre mucho éxito. Lo describían así:
“El trípode de la Pitonisa o Pitia se hallaba sobre una grieta muy
profunda de la roca. Por esa grieta emanaban unos gases tóxicos que hacían que
la mujer entrara rápidamente en un estado de embriaguez y desesperación con
grandes tiritonas, es decir, entraba en trance, desgreñada y arrojando espuma
por la boca. Además, masticaba hojas de laurel, lo que ayudaba a alcanzar ese
estado psicosomático”.
Yo no me fui a Delfos a preguntar a la Pitonisa, yo le
pregunté al oráculo en “La Escuelita de las Palabras”, a mis Pitias: compañeras
en eso de amasar palabras. Y le pregunté lo siguiente:
¿cómo acabará el noviazgo entre mi yo y lo mío?
y el oráculo me contestó lo siguiente:
Veloz milagro.
Tiemblan flores con
murallas,
celebran pequeñas
sombras,
cantan tormentas
amargas.
Fulgor de fruta oscura,
perdona sin sabor.
El extraño incendio,
enciende lujuria.
Amargos recuerdos
brillantes escapan libres.
Con esta respuesta por escrito, y
dándome por respondida, me vine para casa interpretando lo que el oráculo me
quiere decir. A pesar de lo obvio que resultan estos versos, que alimentan mi
deseo, en concordancia con lo que yo espero que sea la relación entre mi yo y
lo mío, he de confesar que me desconcierta la primera línea: “Veloz milagro”.
Dejaré reposar sobre un colchón de
plumas la profecía a la espera de que desvele para mí su desnudo y generoso significado.
los amargos recuerdos que escapan libres... es muy claro, o no?
ResponderEliminarClarísimo Elena, como cierre de la profecía no pueden ser más desveladora las Pitonisas.
ResponderEliminar