En mi opinión, se esta dando una batalla sin cuartel a otras opciones, no solo de paliar los efectos secundarios de los agresivos tratamientos farmacológicos contra las enfermedades, sino a la posibilidad de fortalecer el cuerpo, la mente y el espíritu para confrontarnos con estas sin intoxicarnos con químicos que nos envenenan.
Meter en el mismo saco terapias que
buscan mantener o restablecer la salud con curanderismo y productos milagrosos
no es beneficioso para la salud de las personas ni de la sociedad en su conjunto,
así como se percibe detrás de este “hombre del saco” oscuros intereses de la
industria farmacológica a lo que se están sumando ciertos partidos políticos (en
busca de puertas giratorias) y asociaciones que a pesar de su buena labor se
ven sometidas, bien por interés particulares o a golpe de talonario, a seguir
itinerarios y guiones impuestos.
No todo lo que no esta demostrado no
significa que no se pueda demostrar y no todo lo que esta demostrado significa
que sea salubre.
No seré yo el quiera convencer a nadie
de las propiedades terapeutas de nada, pero me gustaría señalar lo que no nos
dicen de las estadísticas de que la prevalencia de los cánceres, las
enfermedades cardiovasculares y diabetes, por ejemplo, estén proliferando a
pesar de los grandes avances fármaco-médico-científico.
Un dato en favor de la medicina
integrativa: el 80% de las personas afectadas en algún momento por una
enfermedad grave acude a terapias complementarias a sus tratamientos
convencionales para paliar o curar sus dolencias. Este dato sale de estudios
generados en EEUU el país que todo lo lleva a análisis rigurosos. En un post
que publique en mi blog hace unos meses ya hago referencias a estos argumentos.
http://jccanto.blogspot.com.es/2016/07/medicina-convencional-vs-medicina.html
“No todo lo que reluce es oro” y me vale la frase para los dos “bandos”. Acudamos a la medicina integrativa en favor de la salud y obviemos batallas sin sentido que no nos conducen a nada sano.
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