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Tallar cada palabra antes de
soltarla es hablar desnudamente. Expresarse con coherencia. Ser asertiva. Son
expresiones que usamos para referirnos a cuando no queremos hacernos daño, a
nosotras mismas o a la otra persona, con el lenguaje hablado.
Forma parte del “código
amable”1 que el dialogo médico-paciente se desarrolle en estos
términos. De todas es sabido y lo fórmula el saber popular con la expresión “la
palabra del médico cura”. Lo saben las personas pacientes, sus familiares, el
colectivo de profesionales y quienes rigen los servios de salud. El poder que
tienen las palabras del gremio sanitario sobre las personas que tienen
comprometida su salud y buscan su ayuda, esta constatado. No obstante, una vez sentados ambos interlocutores ante el tablero donde se
desarrolla la relación (la consulta, la puerta del quirófano, la sala de
urgencias, etc.) se obvia esta premisa de utilizar un lenguaje amable, asertivo
e inteligible. De una parte, el miedo, el desconocimiento de la jerga, el
impacto por un diagnóstico, el dolor, la perdida, etc, etc. De la otra, la
altivez, la deshumanización de la profesión, la falta de tiempo o la falta de
formación. Sí, las habilidades de comunicación y la gestión de emociones es una
asignatura pendiente en la carrera de medicina.
Importa y mucho cómo se dicen las
cosas. Importa que sea de manera profesional y sobre todo sin perder la
humanidad. En la opinión de Santiago Alfonso, vicepresidente del Foro Español
de Pacientes (FEP) echa en falta la humanización de la relación entre paciente
y profesional. “La evidencia científica ha relegado a un segundo plano esa empatía
necesaria con el afectado”. En un estudio de Conartritis sobre la calidad percibida
por los pacientes respecto a su médico la puntúan muy por debajo de lo deseado.
Sin ir más lejos, puntuaba con un 3,39 la atención emocional recibida por su
profesional. En mi opinión, esto es debido principalmente a esa carencia que
apunto sobre habilidades de comunicación. “Este aspecto es lo que más tiene que
ver con la humanización”, lamenta Rodrígo Gutiérrez, presidente de la Sociedad
Española de Atención al Usuario de la Sanidad (Seaus).
"Cuando uno está enfermo no sólo busca atención clínica, sino también que le
transmitan seguridad y confianza. De ahí el modelo afectivo-efectivo en el que
estamos trabajando desde la Seaus”, explica.
Empero, no todo lo tienen que
poner el colectivo profesional, nosotras, las personas pacientes, tenemos que
empoderarnos y avanzar hacia el “paciente activo”. Según palabras del Gerente
del Servicio Gallego de Salud, Antonio Fernández-Campa, “el paciente tiene que
tomar sus decisiones, intervenir y ser responsable. A mi modo de ver, muchas
veces, esto choca con un muro y Fernandez-Campa lo expresa así: “A veces, hay
una contradicción que es que el momento que puede ser de mayor éxito de un
profesional puede ser de mayor trauma para la vida de ese ciudadano, que se ve
en un ambiente hostil y en una situación de enfermedad que genera una
preocupación. Tenemos que ser capaces de lidiar con estas dos contradicciones. Hablamos
del paciente como centro del sistema y el problema es que lo tenemos en el
centro, pero lo rodeamos y no dejamos que se mueva”.
Ergo, la insondable efectividad
del uso del lenguaje y la buena praxis en una comunicación sin cables entre
médico y paciente está por llegar. A pesar de que tengamos una medicina del siglo
XXI.
Para concluir con una idea básica
pero fundamental, el doctor Marcos Gomez Sancho afirma en su libro ‘Cómo dar malas noticias en
medicina’: “tan
malo es callarse y mentir como dar toda la información brusca y sin hacerlo
desde el punto de vista médico adecuadamente”.
Y me expreso yo “Qué no daría yo
por un puñado de palabras bien esculpidas cuando voy al médico”.
quiero acabar con una invitación valida para quién quiera acogerla:
A partir de hoy trata a todos como si fuera su último día. Dales atención, amabilidad y entendimiento, tu vida nunca será la misma
Og Mandino
Escritor estadounidense, 1923-1996
Og Mandino
Escritor estadounidense, 1923-1996
Referencias:
1Es un
proyecto que se está desarrollando y que se está implantando en el Sistema de
Salud de Galicia. El ‘Código amable’ está trabajando en la humanización de la
asistencia, marcar un tipo de parámetros para visualizar el criterio, saber qué
piensan los ciudadanos de cómo la comunicación con ellos, cuál es el estado de
las infraestructuras, cuál es la valoración que hacen de las listas de espera,
valorar qué es lo que opina el ciudadano de la organización y la manera en como
presta los servicios, pero también encontrar áreas de mejora para prestar una
mejor asistencia.
Muy interesante y necesario aplicar, recuperar, este código amable que humaniza las relaciones en cualquier ámbito de la sociedad y sobre todo en la salud.
ResponderEliminarYa lo decía Rof Carballo: "El principal factor curativo para el hombre, es el hombre mismo, es la personalidad del médico".
ResponderEliminarUn abrazo, "compi".