Quiero, con la primavera en su explosión
de vida, tener la osadía de colgar este texto elaborado al albor de las clases
de creación literaria con el fondo de la literatura erótica.
Es un texto que quise que no se
desarrollase en la pauta hetero y me lanzo a romper una lanza por diversas,
diferentes y universales maneras y formas de relacionarse con otras, con una
misma. Que la sexualidad no sea dictada por el género ni la edad, ni religiones, ni fronteras.
¡Disfrutad, disfrutemos de las
mil y una posibilidades de gozar y dar placer!!
Plátano y miel
Una figura femenina, una voz
susurrante y la belleza de unos redondos y elevados senos me dejaron prendado
hasta el punto de buscar un hombre semejante con el que pasar la noche, a la
espera de la seducción del lenguaje de nuestros cuerpos.
-Antes del dormitorio, ansiedad
encarnada de piel y saliva, desnúdate para mí, quítate los afeites y que sean
tus testículos los que llenen mis manos y déjame abrazar tu cuerpo, irrevocable
ideal de frescura.
Quiero hablarte del vello
erizado, del goce de amarnos ahogados bajo las sabanas hasta desarmarte y en mi
cama sabrás que una no muere sola. Yo te atusaré los cabellos mientras lames
despacio, mientras, en un aspirado y dulce mordisco, me acaricias con tus
dientes y labios. Que yo quiero saciar tu sed. Quiero comerte desde la boca al
vientre en el centro del parque para que nos llamen indecentes. Quiero, a la
vez, leerte que se comen los amantes, se devoran con sus lenguas voladas en
saliva. Sus vientres se confunden y hasta aquí llega el ácido sudor en su
batalla del cabalgar más húmedo.
Hoy es día de visillos y mi
cuerpo exaltado aguarda. He quedado con Andrés y hemos cenado. Una hora
después, ya acostados ambos en el torneado lecho, me desvistió como si pelará
la fruta del postre. Sabía hacerme disfrutar a oscuras, sabía encontrar donde
estaban mis puntos y turgencias en medio de laberintos y orificios. Los dedos
hurgando entre los vellos, las lenguas avezadas en su sitio. Su falo cremoso se
me ofreció desnudo, caliente, rojo incendiado, dispuesto a penetrar en mis
insondables dominios y hacer saltar los cerrojos que encarcelan mi lujuria.
Siento latir mi piel al contacto con la goma que me invade reclamándome en la
humedad de mi espalda hasta hacerme jadear, enervado de gozo. Siento como me
voy, como se me apaga la luz y gimo -sin prisas, leve, leve, mulato leve- me
pide con su mano que calle, que vuelva la cara y le mire y calle, que con la
mirada se lo diga todo.
Laxos y relajados, después del
clímax, las manos siguen buscando las partes cálidas, húmedas, acalambradas. Y
Andrés se despide y como a veces, después de oír cerrarse la puerta tras de él,
resuena, aún, en mis
oídos, nuestros cuerpos
cuando se aman.
Provocador, excitante, turbador... Y el título de lo más sugerente. ¡Haznos disfrutar más mientras gozas del placer de la escritura y de la vidia!
ResponderEliminarLozana, me agrada que te provoque, te excite y te turbe... esa era mi intención con el relato, amen de poner una chincheta sobre un tema tabu como son las relaciones más intimas y diversas de la sexualidad humana.
EliminarAmoreeee, el relato me ha gustado, hay expresiones que me gustan mucho.
ResponderEliminarbesos!
Hermosa descripción de una primavera de sentidos.
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