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“Orar en el Duelo” Autoría, compartida,
de Francisco Álvarez y José Carlos Bermejo.
Un libro que, en palabras de sus
autores, es más que un libro de oraciones. Es también poema y testimonio,
pensamientos y sorbos de sabiduría…
Un libro que brota del corazón de
sus autores, un corazón creyente. Fruto de la escucha compasiva y el
acompañamiento humano. Que quiere ser un apoyo para aquellas personas,
caminantes erráticos por el camino incierto del duelo, que buscan una ruta que
les lleve a la esperanza.
Cada cual, según su experiencia
personal, responderá de una u otra manera ante las pérdidas. En mi opinión, no
estamos educados ni tenemos cultura de afrontamiento
ante la pérdida, sobre todo la pérdida de un ser querido. Anotar aquí que “no habrá
duelo si con la persona u objeto de la pérdida no había un vinculo afectivo.” “El
duelo es consecuencia del amor.” En nuestras sociedades occidentales, de una
manera deliberada, se ha ido apartando hacía los márgenes la concepción de pérdida
–muerte- y por ende, obviando su aceptación como parte indivisible de la vida.
Hay duelos patológicos,
duelos complicados como el de una madre que pierde a su hijo –antinatural-. Duelos
prohibidos, como el de dos amantes infieles a sus respectivas parejas, que se
viven en silencio. O, el llamado duelo migratorio que pone nombre al dolor que conllevan las
infinitas pérdidas que sufren las personas que migran. Que, al igual que los
Enebros de las dunas que conforman una amplia extensión del litoral
Cadiz-Huelva, tienen sus raíces más expuestas al viento. Un duelo,
éste, que se vive en los locutorios, mundo de secretos, donde coinciden la hora
local y la emocional.
El duelo es un proceso de
reconstrucción humana. Con dimensiones personales y familiares, psico-sociales,
físicas y espirituales. Donde se dan la originalidad y la soledad, la
racionalidad plural, la búsqueda de sentido. De donde surgen interrogantes y
últimas preguntas, amor y comprensión. El duelo no es un estado, es un proceso
de afrontamiento ante la pérdida. Ante el duelo nos situaremos desde una perspectiva
integral. Ante la pérdida, cualquier pérdida: un reloj, un puesto de trabajo,
un diagnostico de enfermedad, un divorcio o la muerte del ser querido, todos y
todas necesitamos ayuda en mayor o menor medida. ¿Quién no ha necesitado
contarle a un amigo/a el extravío de una partencia a la que me unía un afecto especial?
no necesariamente el proceso de duelo lo puede gestionar un profesional. Todas
las personas hemos acompañado en algún momento un proceso de duelo.
Para finalizar, unas palabras del
novel de literatura, Francois Mauriac, que nos pueden orientar en el duelo: “No
es la muerte la que nos roba a los seres amados. Al contrario, ella nos los
guarda y los inmortaliza en su adorable juventud -en el recuerdo-. La muerte es
la sal de nuestro amor. Es la vida lo que disuelve el amor.”
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