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a orillas del rio Arlazón, Burgos |
No te quedes a mirar la vida desde la barrera, aún ni cuando estes atada o anclada a un pasado o a un apego o una pareja... Como la protagonista de este corto relato (concebido en Creación Literaria) que soñando la vida llega el día en que su sonrisa no se corresponde con lo que acontece.
!La vida no perdona su avance¡
Es por ello, que la invitación a caminar no podemos desdeñarla, hay otros caminos posibles, mil sendas por recorrer que nos llevaran a experienciarla en todos sus colores y matices para enriquecernos y alcanzar, aquí y ahora, todo la magnificencia que nos regala.
Cuando yo era…
La muerte le llegó en un momento
totalmente imprevisto, inoportuno en “plena conquista” en lo personal y social,
pero no era lo que más le importaba, lo que más sentía era la soledad, el
desamparo, la vida que había vivido.
Se cuenta, desde el abatimiento
más absoluto, el destino que le tocó vivir. Tres, dos, uno… Una fecha. Una
hora. Una cuenta atrás que empezó con aleteos de mariposas, cuerdas invisibles
de marionetas, saltos de cabra y abrazos de osos para acabar sujeta a un
grillete mordiéndole el tobillo.
Eran pocos los que sabían, pocos,
pero bien interesados canallescos personajes, que Lidia era reacia a todo lo
que conllevase trance. Mujer de naturaleza seca y contundente, apostolada por
su propósito de ser libre. Y un día, sin cuenta atrás, se descubre de cara con
calles que brotan entre bastidores. Después de toda una vida de tormentos
emocionales, tras una puerta de confusa sombra, soñando, como barro que espera
ser moldeado, el sol caldea la atmósfera y a sus mejillas brota el carmesí
contrastando con una gélida sonrisa.
Y, no importa si en forma de
sueño, ficción o no-verdad… siempre, en la idea de ir desatada, había otro
mundo posible.
Gracias Juan Carlos, me gusta siempre releer lo que tan bien escribes.
ResponderEliminarUn saludo
Eliminar¡Gracias Margarita! comparto contigo el gusto por releer lo escrito, quizás yo con una mirada más crítica y fijándome en la imperfección.
Así es la vida, imperfecta. Como dijo Galeano "la perfección es el aburrido privilegio de los Dioses".
Muchas gracias Juan Carlos, me gusta leer lo que escribe, y de esta manera sigo en contacto con ustedes, un abrazo.
ResponderEliminarUn placer leerte comentándome. No estaría de más que pudieras acercarte un viernes y compartir con nosotras alguna lectura de tu poesía.
EliminarUn abrazo!