Dice el poeta (Pedro Garfias): Sí, Voy...
Sí, voy deprisa.
Yo vine de la tierra,
y la tierra me necesita.
Así era mi vida antes, un consumir los días como si perdiese el tren a cada instante, a cada paso, en cada historia. Sin tener un rumbo marcado y dejándome llevar por las corrientes, en ocasiones, en muchas ocasiones, corrientes violentas. Como el rio que baja la montaña precipitado, chocando con todo y pasando sobre todo. Arrastrando y erosionando, imparable en su camino hacia diluirse en el mar, que es donde mueren los ríos.
Pero, ocurrió que un dique freno mi fluir hacia encontrarme con la muerte, atormentado, atolondrado, sin acontecer, sin vivir, deprisa. Mi mismo cuerpo hizo de presa que contuvo la fuerza de una vida desmedida y sin control. Encauzándola por surcos serenos, trayéndola a remansos.
Así es mi vida ahora: un vivir sereno, asentado en el aquí y ahora. Consciente de que lo importante está en la esencia de las cosas, las pequeñas cosas. Estas que conforman el día a día cotidiano. Entregado a la otra sin perderme, mostrándome tal que soy, viviendo y transitándome en las polaridades de mi ser.
Ya no voy deprisa, voy al ritmo y los bioritmos propios que me marca la VIDA con mayúsculas.
Es así (entiendo ahora, mañana? no lo sé) como se vive el camino entre los dos polos que nos marca la máxima: del polvo venimos y al polvo volveremos.
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