“De tanto mirar al mar la mirada se me volvió azul”
De tantos espacios donde me muevo, donde me dejo sentir, con conflictos por resolver, parece que todo es un conflicto que mi vida es un conflicto constante.
“De tanto mirar al mar la mirada se me volvió azul” es parte de la letra de una canción que suena estos días por mi equipo. Y, me llevó a tener este pensamiento de que mi vida es un conflicto constante. Comencé, en el mismo instante, a reflexionar sobre ello y surge el comentario que quiero dejar por escrito.
Para nada mi vida es un conflicto. Es cierto que en mi cotidiano vivir diario estoy expuesto a debates, enfrentamientos dialécticos, controversias, dilemas, luchas y batallas, unas perdidas de antemano otras por ganar… Pero es mi opción, elegida en libertad, vivirlas.
Quiero vibrar con el día a día, con todo y todos y todas. Quiero sentir la vida como es. Y, la vida también es conflicto (entendedme, cuando digo conflicto hablo de: choque, encuentro, lucha, rivalidad, compromiso, dificultad, importancia, oportunidad, valor…).
Si niego todos estos sinónimos de conflicto niego la vida, me quito de vivir. Además, anulo la posibilidad que me brindan para crecer, de aprender, de sentir, de abrirme a otros conceptos y concepciones y vivencias que van conformando mi carácter, mi personalidad.
Es por ello que más allá del color de la lentilla que lleve hoy, por la circunstancia o por lo que se me depara o por mi confronto, más allá de todo, en mi interior existo yo, un ser consciente, vibrante y conciliador, con la espada envainada.
“la paz no es la ausencia de conflicto, es la conciencia serena de estar viviendo, aquí y ahora”
Gracias por leerme.
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